Jorge Colina,
Economista de IDESA
MENOS CONSULTAS Y MÁS PRESCRIPCIONES, INDICIO DE QUE LA CALIDAD NO ANDA BIEN
Evidencias preliminares señalan que hay menos tasa de consulta al médico con similar tasa de prescripciones de estudios. Esto puede ser indicio de caída en la calidad de las consultas médicas. La salida no es fácil pero pasa por mejorar el diseño de los copagos de los pacientes.
Consultas y prescripciones de estudios diagnósticos
En la encuesta anual que realiza la Comisión de Asesores Médicos de ADEMP apareció un dato curioso. El indicador madre del consumo en atención médica –la tasa de consulta por beneficiario año– mostró en el 2024 una sensible caída. Desde un nivel estándar que se consideraba en aproximadamente 7,5 consultas por beneficiario año, en el 2024 esta tasa disminuyó a 6,5. Una disminución de casi 15%.
Las razones son difíciles de identificar con precisión porque actúan varios factores. En discusiones internas apareció como factor más probable el hecho de que las restricciones a la accesibilidad oportuna en las consultas programadas y las demoras en las guardias pueden haber provocado que muchos pacientes migren a la teleconsulta. En este sentido, cabe aclarar que los datos que se presentan en el Gráfico 1 son registros sólo de consultas presenciales.
Gráfico 1. Consultas médicas y prescripción de estudios médicos

Fuente: Encuesta ADEMP
El dato que apoya la moción de que muchas consultas presenciales pasaron a virtuales es el otro indicador del Gráfico 1: el que mide las prescripciones de laboratorio, imágenes y estudios de especialistas por consulta.
Allí se puede ver que, desde la pandemia hasta aquí, cada consulta al médico dispara 1,2 prescripciones de estudios diagnósticos. El salto de las prescripciones se produjo en el 2020 cuando la gente fue confinada y los médicos se vieron obligados a atender las consultas con una telemedicina muy improvisada. De un día para el otro hubo que pasar a atender las dolencias de la gente, como si fuera en el consultorio, pero a través de la pantalla de un celular sin la posibilidad de palpar a los pacientes. Naturalmente esto llevó a aumentar los pedidos de estudios.
Sin embargo, pasada la pandemia y vuelta la presencialidad, el pedido de estudios por consulta se mantuvo en el mismo nivel. Puede tener que ver esta persistencia de la alta tasa de pedidos de estudios con el colapso que sufrió la medicina privada en la accesibilidad a la consulta, tanto programada como de guardia, producto de la escasez de recursos sufrida precisamente desde la pandemia, como consecuencia de la combinación de controles de precios a los financiadores privados de la salud en un entorno de alta y creciente inflación. Los tiempos de las consultas se acortaron y esto se traduce en alta tasa de pedidos de estudios complementarios.
¿Qué estudios crecieron más?
En el Gráfico 2 se puede observar que el crecimiento no fue parejo para todos los estudios. Los que “explotaron” en la pandemia fueron los análisis clínicos. La tasa se triplicó entre el 2019 y el 2020, cedió algo en la pospandemia pero se quedó prácticamente en el mismo nivel. O sea, ya se puede decir que en la década del 2020 por cada 2 consultas 1 genera una orden de laboratorios de análisis clínicos.
Gráfico 2. Prescripciones médicas: laboratorio, imágenes y estudios médicos

Fuente: elaboración propia en base a CCT Sanidad e INDEC
Lo curioso es que los pedidos de imágenes en el 2020 disminuyeron debido posiblemente a las limitaciones que los médicos encontraban para analizar las imágenes a distancia (no así los resultados de estudios de laboratorio). De aquí que, cuando vuelve la presencialidad, la tasa de imágenes recupera su nivel prepandemia. En el 2024 hay un atisbo de aumento de la tasa que daría la sensación de que puede haber nacido una nueva tendencia a solicitar más estudios de imágenes.
Los estudios de especialistas, en cambio, muestran una tendencia estable. Este dato es interesante porque, en general, cuando se requiere un estudio de especialista, el médico clínico prescriptor tiene un diagnóstico presuntivo un poco más desarrollado. En cambio, los estudios de laboratorio e imágenes son más prospectivos de aquí que una manera de acortar la consulta es prescribiendo más laboratorios e imágenes.
Un indicio adicional en esta dirección es el hecho de que, cuando la tasa de prescripción de laboratorio era de 0,20 o sea 1 orden de laboratorio cada 5 consulta (antes de la pandemia), la cantidad de estudios por orden era de 7,5 determinaciones. Mientras que ahora que la tasa es de 0,55 o sea 1 orden cada 2 consultas, las determinaciones por orden bajaron a 4. Este cambio sugiere que ahora se tratan más estudios de rutina que de diagnósticos más complejos.
En imágenes ocurre una tendencia similar. Antes de la pandemia la mayoría de las prescripciones eran placas de rayos mientras que después de la pandemia las ecografías igualaron a los rayos. Entre ambos representan el 90% de los pedidos de imágenes lo que sugiere también que se trata de estudios de rutina.
Recomendaciones de política
Que la gente se haga más estudios diagnósticos no implica que esté siendo mejor tratada desde el punto de vista médico. Aumentos de estudios sin que mejore la calidad del diagnóstico es hasta incluso pernicioso para la gente. Pierden tiempo y luego quedan sin una respuesta satisfactoria que motoriza más estudios, sin agregar respuestas.
Se produce un círculo vicioso. Hay escasez de recursos en la medicina privada. Por ello, los honorarios de las consultas clínicas son bajos. Lo que lleva a que haya menos turnos para consultas y menos tiempo de duración de las consultas. Esto tiene como efecto colateral el aumento de los pedidos de estudios complementarios que no se traducen en mejor capacidad de respuesta dejando a muchos pacientes insatisfechos.
Así se produce el círculo vicioso de la queja: financiadores que se quejan porque faltan los recursos, médicos que se quejan porque ganan poco, pacientes que se quejan porque perciben que pagan mucho y reciben poco.
La salida de este atolladero es larga pero la clave es comenzar por recuperar la relación médico-paciente que es la única forma de mejorar la calidad de los diagnósticos. Para esto es importante mejorar el honorario del médico clínico. Esta mejora no es posible con la escasez de recursos que enfrentan los financiadores. Lo que habría que hacer es complementar más virtuosamente el honorario que paga el financiador con el copago del paciente.
Esto es: transparentar al paciente cuánto es el pago que el financiador le hace a su médico; de esta forma, el médico le puede transparentar el paciente cuánto es su honorario deseado y el paciente pagar el adicional entre lo que paga el financiador y el honorario deseado del médico. No es otra cosa que un seguro de salud transparente sin la opacidad actual donde el paciente no sabe cuánto cobra efectivamente el médico.



